VI VERI VENIVERSUM VIVUS VICI



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vendredi 4 janvier 2008

Reflexion, muerte y fe

QQ.·. HH.·. y estimados lectores:

En esta ocasión comparto con ustedes un poema anónimo. Espero que este os invite a la reflexión o simplemente a disfrutar de lo que hoy tenemos.

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"Escucha Dios... Yo nunca hable contigo
Hoy quiero saludarte: Como estas?
Tu sabes .... me decían que no existes
Y yo, tonto, creí que era verdad.

Yo nunca había mirado tu gran obra
Y anoche, desde un cráter que cavo una granada,
vi tu cielo estrellado
y comprendí que había sido engañado

Yo no se, si Tu, Dios, estrecharas mi mano.
Pero voy a explicarte y me comprenderás ...
Es bien curioso: en este horrible infierno
he encontrado la luz para mirar tu faz.

Después de esto, mucho que decirte no tengo,
tan solo que .... me alegro de haberte conocido
pasada medianoche, tendremos ofensiva,
Pero no temo: sé que Tu vigilas...

La señal! Bueno Dios, ya debo irme ...
Me encariñe contigo... aun quería decirte,
que, como Tu sabes, habrá lucha cruenta
y quizá esta noche ya llamaré a tu puerta.

Aunque no fuimos muy amigos,
me dejaras entrar si hasta Ti llego?
Pero.... si estoy llorando! Ves Dios mio?
Se me ocurre que ya no soy impío.
Bueno, Dios: debo irme .... Buena Suerte!
Es raro, Pero, ahora, ya no temo a la muerte."

jeudi 3 janvier 2008

MI LOGIA MADRE del H:. Kipling

"Allí estaban Rudle, el jefe de estación,
Peazley, de la Sección de vías y Trabajos,
Ackman, de Intendencia,
Donkin, funcionario de la Prisión
y Blake, el Sargento Instructor que fue dos veces nuestro Venerable;
y también estaba el viejo Franjee Eduljee, dueño del almacén “Artículos Europeos”.
afuera nos decíamos “Sargento “o “Señor” ; "Salud” o “Shalom”;
adentro, en cambio, ”Hermano” y así estaba bien.
Nos encontrábamos en el Nivel y nos despedíamos en la Escuadra.
Yo era el segundo Diácono.
Estaban, también, Bola Nath,
Saúl el contador,
el judío de Aden,
Din Mohamed de la oficina del Catastro,
el señor Chuckerbutty
Amir Sing el Sikh
y Castro, del taller de reparaciones, que por cierto era católico romano.
Nuestros ornamentos no eran ricos
y nuestro Templo era viejo y desguarnecido,
pero conocíamos los Landmarks y los observábamos escrupulosamente....
A veces, cuando miro atrás, me viene a la cabeza este pensamiento:
“En el fondo no había incrédulos, al margen, quizas, de nosotros mismos.”
Y así cada mes, después de la Tenida, nos reuníamos para fumar.
No nos atrevíamos a hacer banquetes
por miedo a forzar alguna norma de cualquier hermano
y hablábamos a fondo de Religión y de otras cosas;
cada uno se refería al Dios que conocía mejor,
y los hermanos tomaban la palabra uno tras otro y nadie se inquietaba.
Nos separábamos con el alba,
cuando se despertaban las cacatúas
y los malditos mosquitos portadores de fiebre.
Entonces, volvíamos a caballo
Y, después de tantas palabras,
Dios, Mahoma y Shiva jugaban al escondite dentro de nuestras cabezas.
Muy a menudo, desde entonces, mis pasos errantes al servicio del Gobierno
han llevado mi saludo fraternal, desde Oriente a Occidente.
¡Cómo los recordaba! ¡Y cuantas veces he deseado volver a verlos a todos!
A todos los de Logia Madre.
¡Como querría volver a verlos!
A mis hermanos negros o morenos
y sentir el aroma de los cigarrillos indígenas
mientras deambulaba por allí el que encendía la luz
y el viejo de la limonada removía objetos por la cocina.
Y volverme a sentir un Masón perfecto una vez más,
en esta, mi Logia de hoy".


Rudjard Kipling M.·.M.·.

jeudi 20 décembre 2007

Peoma Mas:.



Poema por
Q.H. Gabriel Valbuena Hernández, M.·. M.·.
Logia Manuel Ancizar Nº 15, Bogotá - Colombia



Hoy quiero brindar por mis hermanos,
los masones de manos enlazadas,
hombres libres, de costumbres rectas,
obreros del compás
y de la escuadra.

Esos hermanos que siempre toleraron mis errores,
mis defectos y mis faltas,
y me mostraron el sendero iluminado
de la verdad, la virtud y la templanza.

Que me brindaron apoyo en mi tristeza
y le infundieron fuerza a mi esperanza,
y que en momentos de duda
me alentaron a seguir construyendo mi mañana.

Eslabones del fraterno gremio de acacias,
espigas y granadas,
hermanos de quien vive en infortunio
y de quien busca paz para su alma.

Compañeros solidarios de mis luchas,
defensores sinceros de mi causa.

Hermanos que me dieron su ternura
con una espontaneidad que no se engaña.
Para todos abierta está mi casa,
y mi lumbre encendida que los llama.

Esos hermanos de todos los momentos
son los que llevo prendidos en el alma.
Alzo mi copa también por los caídos,
los que emprendieron su viaje a la montaña
buscando un sitial en el Oriente
por donde sale el sol cada mañana.

Al hacerlo evoco al Arquitecto
a cuya gloria trabajo con mi llana,
puliendo las aristas de la piedra
en la cantera del corazón y de mi alma.

En esta fecha del invernal solsticio
cuando todo es sombras,
soledad y calma,
escudriño al interior de mis recuerdos
y encuentro voces,
abrazos y miradas.

Veo a mis Hermanos,
siempre atentos,
a responderme cuando mi clamor los llama.
Por ellos brindo con fe,
con alegría con un sentimiento
que a todos los abraza.

"Salud, Fuerza, Unión",
son mis deseos
al apurar este vino en mi garganta,
la misma que ofrecí aquella noche
cuando presté mis juramentos en el Ara.