VI VERI VENIVERSUM VIVUS VICI



dimanche 25 novembre 2007

Salmo 33

EL SEÑOR, SALVACIÓN DE LOS JUSTOS


    Bendigo al Señor en todo momento,
    su alabanza está siempre en mi boca;
    mi alma se gloría en el Señor:
    que los humildes lo escuchen
    y se alegren.

    Proclamad conmigo
    la grandeza del Señor,
    ensalcemos juntos su nombre.
    Yo consulté al Señor, y me respondió,
    me libró de todas mis ansias.

    Contempladlo, y quedaréis radiantes,
    vuestro rostro no se avergonzará.
    Si el afligido invoca al Señor,
    El lo escucha
    y lo salva de sus angustias.

    El ángel del Señor acampa
    en torno a sus fieles y los protege.
    Gustad y ved que bueno es el Señor,
    dichoso el que se acoge a El.

    Todos sus santos, temed al Señor,
    porque nada les falta
    a los que le temen;
    los ricos empobrecen y pasan hambre,
    los que buscan al Señor
    no carecen de nada.

    Venid, hijos, escuchadme:
    os instruiré en el temor del Señor;
    ¿Hay alguien que ame la vida
    y desee días de prosperidad?

    Guarda tu lengua del mal,
    tus labios de la falsedad;
    apártate del mal, obra el bien,
    busca la paz y corre tras ella.

    Los ojos del Señor miran a los justos,
    sus oídos escuchan sus gritos;
    pero el Señor se enfrenta
    con los malhechores,
    para borrar de la tierra su memoria.

    Cuando uno grita, el Señor lo escucha
    y lo libra de sus angustias;
    el Señor está cerca de los atribulados,
    salva a los abatidos.

    Aunque el justo sufra muchos males,
    de todos lo libra el Señor;
    El cuida de todos sus huesos,
    y ni uno sólo se quebrará.

    La maldad da muerte al malvado,
    los que odian al justo serán castigados.
    El Señor redime a sus siervos,
    no será castigado quien se acoge a El.

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