VI VERI VENIVERSUM VIVUS VICI



samedi 24 mai 2008

Como Convertirse en un Gran Orador

Esta Historia puede ser especialmente interesante para aquellas personas que tengan problemas de dicción o deseen mejorar su oratoria. Al menos fue lo que consiguió Demóstenes, un joven griego que tartamudeba y tenía problemas para pronunciar algunas palabras , y que después de seguir un entrenamiento intensivo, consiguió convertirse en el más celebre orador de la antigüedad y probablemente de toda la historia. Eso sí, aviso de que el sistema es algo exigente.

Demóstenes nació en Atenas en el 384 a.d.C. y era hijo de una rica familia mercantil. Sus padres fallecieron pronto y unos problemas de herencia con sus tutores le hace tomar contacto desde muy joven con la vida de las leyes, la oratoria y la política. Pero como ya dije, Demóstenes tenía un grave problema de dicción y a pesar de su gran ingenio y capacidad mental tenía serios problemas para expresarse.

Según Plutarco, durante el primer discurso público del joven , la audiencia se burlaba de su problema de elocución (dificultad en pronunciar la /R/) y su extraño y correoso estilo,

"...plagado de largas frases con argumentos formalistas hasta un extremo duro y desagradable. [...] tenía una debilidad en la voz, un habla extraña y difícil de entender y una falta de aire que, al romper y desenlazar las frases, oscurecía mucho el sentido y el significado de lo que decía."

A pesar de tan amarga primera experiencia, Demóstenes lejos de amilanarse, se propone firmemente mejorar su oratoria pues está decidido a dedicarse a la política. (Aquí es donde deben empezar a tomar nota los que quieran mejorar su habla. :-) )


Para lograrlo comienza por raparse el pelo para de este modo, vencer la tentación de salir a la calle y dedicarse exclusivamente a practicar de sol a sol. Su entrenamiento consistía en llenarse la boca de pequeñas piedras (o bellotas según versiones) mientras recitaba para mejorar la dicción.


También se ponía un cuchillo afilado ente los dientes para quitarse la tartamudez y así, delante de un espejo, ensayaba largas horas todo tipo de gestos y poses para dar aún mayor enfasis a sus discursos. Cuando el clima se lo permitía, salía al atardecer de su casa a la playa y allí, recitaba versos mientras corría por la orilla, eso sí, era obligado que su voz se escuchara por encima del ruido de las olas, de este modo acostumbraba a sus pulmones a coger aire.

Tras estar unos pocos años siguiendo este estricto modo de vida, Demóstenes volvió a la vida política dejando a todo el mundo con la boca abierta por la fuerza y grandilocuencia de su oratoria. Tal era el poder de sus discursos que no dudó en enfrentarse , con su oratoria, al mismísimo rey Filipo II de Macedonia en sus discursos llamados Filípicas.

Tan extrema fue la transformación de Demóstenes, que el mismo Plutarco que en un principio lo criticaba lo acabó comparando con Marco Tulio Cicerón y de él escribió.

El poder divino parece haber diseñado originalmente a Demóstenes y a Cicerón bajo el mismo plan, dándoles muchas similitudes en sus caracteres naturales, tales como la pasión por la distinción y su amor por la libertad en la vida civil, o su exigencia de coraje frente a los peligros y la guerra[...]. Creo que difícilmente se puede encontrar otros dos oradores que, desde unos comienzos oscuros e insignificantes, se hicieran tan grandes y poderosos; que ambos se enfrentaran a reyes y tiranos; ambos perdieran a sus hijas; fueran expulsados de su país y retornasen con honor; que, huyendo de nuevo de ahí, fuesen ambos capturados por sus enemigos y finalmente acabasen sus vidas a la vez que la libertad de sus compatriotas.


Hoy en día se conservan muchos discursos de Demóstenes y son de dominio público (Wikisource)



http://historiasconhistoria.blogia.com/2008/051901-como-convertirse-en-un-gran-orador.php

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