Parte de la Trinosophia es la Gnosis, y a continuacion hablaremos de ella.
Los fundamentos de la Gnosis son: Ciencia, Filosofía, Arte y Mística. La síntesis de la enseñanza gnóstica son los Tres Factores de la Revolución de la Conciencia: Morir, Nacer y Sacrificio por la Humanidad. Recibiendo la luz Gnosis es conocimiento, sabiduría. Gnosis es un funcionalismo muy natural de la conciencia despierta, una "Philosophia perennis et universalis".
Incuestionablemente, Gnosis es el conocimiento iluminado de los Misterios divinos. Este conocimiento escapa siempre a los normales análisis del racionalismo subjetivo. El correlato de este conocimiento es la intimidad infinita de la persona, el Ser (Nuestro espíritu divinal e inmortal). La razón de ser del Ser es el mismo Ser. Sólo el Ser puede conocerse a sí mismo. El Ser, por lo tanto, se auto conoce en la Gnosis. El Ser, revaluándose y conociéndose a sí mismo, es la Auto-Gnosis. Indudablemente, ésta última, en sí misma, es la Gnosis. El auto-conocimiento del Ser es un movimiento Supra-racional que depende de Él, que nada tiene que ver con el intelectualismo (nuestra mente y sus procesos). El Ser, el Espíritu, se reconoce y este reconocerse es un acto autónomo para el que la razón subjetiva del ser humano resulta ineficaz, insuficiente, terriblemente pobre. Auto-Conocimiento del Ser, Auto-Gnosis, implica la eliminación de nuestros defectos psicológicos (Pereza, Orgullo, Codicia, Ira, etc...) como trabajo previo, urgente, impostergable.
La Conciencia de los seres humanos, desafortunadamente se procesa dolorosamente condicionada por esos defectos psicológicos. Eliminando nuestros defectos psicológicos (Yo Psicológico), la Conciencia, se despierta, se ilumina, se libera, entonces deviene como consecuencia o corolario el Auto-Conocimiento, la Auto-Gnosis. La revelación legítima tiene sus basamentos irrefutables, irrebatibles, en la Auto-Gnosis. La revelación gnóstica es siempre inmediata, directa, intuitiva; excluye radicalmente a las operaciones intelectuales de tipo subjetivo y nada tiene que ver con la experiencia y ensamble de datos fundamentados en los cinco sentidos de percepción externa (Vista, Oído, Olfato, etc..). Conocerse a sí mismo es haber logrado la integración con nuestro propio Ser ó Espíritu divinal.
Saberse idéntico con nuestro propio Ser o Espíritu, experimentar directamente la identificación entre lo conocido y lo cognoscente, es eso que podemos y debemos definir como Auto-gnosis. Esta develación o revelación extraordinaria nos invita a eliminar de sí mismos al Yo psicológico, a fin de que el Ser se manifieste en nosotros. Por el contrario, alejarse del Ser, continuar como Ego dentro de la herejía de la separatividad, significa condenarse a la involución sumergida, a la degeneración. La Auto-Gnosis o reconocimiento auto gnóstico del Ser, dada la vertiente antropológica del Espíritu, resulta algo decididamente salvador. Auto conocerse y realizarse en el horizonte de las infinitas posibilidades, implica el ingreso o reingreso a la Hueste creadora de los Elohim. Y ésta es la seguridad del gnóstico, el Ser se le ha descubierto íntegramente y sus esplendores maravillosos destruyen radicalmente toda ilusión.
Si se posee la Gnosis de los grandes Misterios arcaicos es porque al dinamismo revelador del Ser algunos hombres muy santos lograron aproximarse debido a su lealtad doctrinaria.
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